domingo, 23 de agosto de 2015

Cap 8 (constelaciones)

Anabeth había cogido la mano de Jake y entrelazado los dedos con los de él sin que se hubiera dado cuenta, en ese momento lo llamaba y golpeaba suavemente su hombro. Estaba tan cansado que no había oído la pregunta de Nimb.
- Em...¿si?- dijo girándose hacia Nimb.
- Preguntaba- comenzó la chica con timidez- si tenías algún hermano o hermana, Anabeth me ha dicho que tiene un hermano pequeño, pero siento curiosidad por ti.
Antes de responder miró a Anabeth sorprendido de que le hubiese contado a Nimb lo de su hermano, pero no hubiese dicho nada sobre él. En la mirada de Anabeth comprendió que ella no quería revelar ningún detalle sobre él sin su consentimiento. En ese momento se dio cuenta de que la mano de Anabeth estaba entrelazada con la suya y una sonrisa asomó a sus labios sin que él pudiera evitarlo. Miró a Anabeth a los ojos y se dio  cuenta del pelo castaño rojizo que contrastaba con el suyo miel y sus ojos marrones pardos diferentes a los suyos marrón verdosos, la cara de la chica era en forma de óvalo perfecto, mientras que la suya era más redondeada eran casi completamente diferentes, eso le hacía apreciar a la chica aún más y por primera vez la miró como algo más que a a una amiga, sensación que no llegó a entender.
Nimb se aclaró la garganta para que Jake centrase su atención de nuevo en ella.
- Sí, tengo dos hermanos mayores, se llaman Dake y Sam- respondió el chico.
Anabeth sonrió contenta al ver que el chico daba a Nimb un voto de confianza. Él la correspondió con otra sonrisa igual sin saber muy bien el motivo.
Nimb vio algo en ese momento y se sorprendió sintiendo celos de su reciente amiga al ver que ambos se llevaban tan bien.
- Em...chicos-empezó.
-¿Si?- respondieron al unísono ambos dos.
-Vosotros dos est...
Una voz se oyó en los altavoces con el típico "abróchense los cinturones que vamos a aterrizar en el aeropuerto de Londres"
-¡¿Londres?!- exclamó Anabeth.
- ¡Pero si hace unas horas estábamos en California! - se sorprendió enormemente Jake.
- Hemos tardado muy poco tiempo- murmuró Nimb.
-¿Tecnología avanzada?- sugirió Anabeth.
-Muy avanzada- la siguió Jake.
- A saber, pero a mí me dijeron que esta universidad estaba en Londres y allí debería estar- comentó Nimb.
- Espera, ¿tu sabías que nos íbamos a Londres? ¿Tan lejos?- preguntó Jake asombrado por todo lo que estaba pasando a su alrededor.
- Pues claro, ¿no sabíais a dónde íbamos?
- No, no tenía ni idea- respondió Anabeth.
- Negativo- coincidió Jake.
- Pues ahora mismo... ¡Os presento Londres, chicos!- dijo Nimb saliendo del avión.
  
                          
                                                                         ***
El aeropuerto de Londres era realmente impresionante, todo era inmenso y la mayoría estaba hecho de cristal. Anabeth y Jake encontraron todo muy distinto, Anabeth había viajado en avión escasas veces, dos veranos para ir a Madrid, pero nunca había visitado el aeropuerto de Londres, había muchas tiendas de colonias y revistas, las terminales eran también enormes y había un gran riesgo de perderse, por el cual Jake no perdió de vista a Anabeth en todo el trayecto, dado a la facilidad de la chica para meterse en problemas.
Para él era algo totalmente diferente, no había pisado un aeropuerto desde hacía cinco años. Sus vacaciones trataban de montaña a playa y de playa a montaña, si iban a un aeropuerto era para recoger a un familiar. Su madre no soportaba los aviones y su mellizo tampoco, a él desde pequeño le había encantado todas las formas de transporte. El año pasado pensaba estudiar ingeniería de coches o aviones o incluso de barcos, quién le iría a decir a él que pasaría algo como esto.
Se pasó una mano por el pelo y se dio cuenta de que si no hubieran raptado a su hermano y sus amigos no estaría allí con Anabeth, al mirar la cara de felicidad de la chica mientras lo miraba y curioseaba todo, una sonrisa se paseó por su cara.
Salieron del aeropuerto y se dirigieron a los coches militares que estaban aparcados en la entrada de la terminal. Cogió a Anabeth de la muñeca, pues se había quedado atrás mirando una tienda de colonias y maquillaje típicas en un aeropuerto.
- Venga, que tenemos una universidad a la que ir y gente importante a la que salvar- la alentó el chico.
Anabeth asintió y corrieron juntos hacia el coche donde los esperaba Nimb.

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