Después de unos minutos su móvil empezó a vibrar, solía tenerlo en modo vibración por miedo a que sus padres la oyeran y quisiesen preguntarle con quién hablaba aunque la respuesta fuese obvia.
Katia, su mejor
amiga, apareció en la pantalla cuando Anabeth contestó a la vídeo llamada.
-¿Sí? – preguntó ante la cara de sorpresa que le ponía Katia.
-¿Qué tal ha ido?-la imagen de Katia era borrosa, así que
Anabeth cambió la video llamada a una llamada normal, solo voz.
- Nada, como siempre, nadie sabe qué me pasa en la espalda.
Algunos creen que es una enfermedad nueva o algo así, otros me llaman bruja y
este se ha frustrado y desesperado como otros dos anteriores.
-¿Y tus padres? ¿Qué te han dicho?
-Que se acabó, no más tratamientos ni doctores. Hasta que no
demuestren que me afectan, los lunares se quedan donde están.
-Y eso… ¿eso es bueno o malo?
- No sé, tal vez sea mejor así. ¿Qué estás haciendo?
-Con el blog
-¿Los exámenes?
- Estudiados
-¿Deberes?
-No había
-Menos mal, no los he hecho
Ambas amigas rieron felices de poder apoyarse la una en la
otra.
-¿Has visto a Dake?- preguntó Anabeth más animada.
Dake era un chico moreno
de ojos castaños que tenía embelesadas a más de la mitad de las chicas del
curso, a todas las que no tenía enamoradas su hermano mellizo Jake, igual que su hermano, pero de pelo más claro
tirando a un castaño con destellos miel, del mismo color de sus ojos moteados
de verde. Jake era más alto que Dake y, en opinión de la mayoría de las chicas
del curso y algunas otras más pequeñas, el más guapo de los dos. Dake era más
dulce y sociable que su hermano o, al menos, eso parecía.
Pese al parecido, la
forma de ser de ambos era totalmente contraria al igual que las evidentes
diferencias en la forma de vestir: Jake, solía vestir con sudaderas y ropa
deportiva, normalmente combinado con unas zapatillas Reebook negras y rojas. Dake, por el
contrario, solía llevar ropa más elegante, con camisas y casi ninguna sudadera
o ropa de deporte.
Ambos hermanos
jugaban al fútbol y varias chicas se presentaban ‘casualmente’ a sus partidos,
Anabeth y Katia no formaban parte de ese grupo, tenían mejores cosas que hacer.
Ellas dos habían
estado enamoradas de Dake en su momento, pero Katia había conocido a Adam y,
según Anabeth, pronto serían capaces de ser algo más que solo amigos.
En cambio, Anabeth se
había quedado estancada en ese momento y, aunque él no mostraba señales de
haberse fijado en ella (excepto cuando le pedía los deberes en clase de
inglés), Anabeth seguía
pensando que llegarían a tener algo más que una simple amistad.
Katia sabía que era
prácticamente imposible, pues el chico estaba incluso más solicitado que su
hermano y eso era ya mucho decir, pero no quería hundir a su amiga pues estaba
segura de que en el fondo ella sabía que su amor era una simple fantasía que
solo podría llegar a ocurrir si existiesen los milagros.
-No- respondió al fin Katia –pero en estos casos lo mejor es
preguntar a Mia, que está mucho más enterada en este tema que nosotras dos
juntas.
-Cierto-rió Anabeth.- ¿Qué haríamos sin ella?
Acudiendo a la
llamada, Mia llamó a Anabeth por móvil y la primera convirtió la llamada en una
triple.
-Hola chicas, me preguntaba qué hacíais- la voz cantarina de
Mia resonó por el auricular de Anabeth.
-Hablando de la reina de Roma- dijo Katia entre risas.
- ¿Dónde estás?-preguntó Anabeth divertida.
-De compras, mi padre ha decidido llevarme por fin.
Katia y Anabeth
rieron al imaginar la cómica escena de
Mia, con su pelo rubio y sus preciosos ojos verde claro llevando a su padre de
tienda en tienda.
Mia era una
de las chicas más solicitadas del curso después de Krista; con sus numerosas pecas y su perfecta nariz, Mia
era capaz de seducir a cualquier chico que se propusiera. Pese a su estatura,
que no superaba el metro sesenta, era capaz de imponerse como nadie y, con el
genio que tenía, no había persona que se atreviera a disgustarla o enfadarla
por ningún motivo.
-Estoy decidiéndome
entre una camiseta naranja con estampado de flores azules o en un jersey de
rayas con… ¡Oh! Me encantan esos zapatos y esa camisa o ese otro…- siguió
parloteando Mia.
-¿Has visto algún
kimono? Quiero comprarme uno-cortó Katia al fin.
-Mañana podemos ir de
compras, cogemos el bus y nos pasamos el día por ahí.- Anabeth quería salir de
su casa y darse un respiro al fin.
- Y podemos ver una película- añadió Katia – creo que ya han
quitado Sinsajo, pero seguro que hay alguna otra que nos interese.
- Sí, y luego me podéis aconsejar sobre qué comprarme porque esos vaqueros
también me gustan…- Mia seguía decidiendo qué comprarse.
Una voz le llegó a
Anabeth desde la cocina pronunciando su nombre con un tono de cansancio, así
que miró el reloj. ¿Las 00:20?
-Tengo que irme-dijo rápidamente.
Colgó dejando a Katia y a Mia discutiendo sobre si los lunares hacían
gordas las mujeres.
Se puso el pijama de
verano y se acostó, siempre dormía con un pijama ligero, por mucho frío que
hiciese. Tuvo sueños raros, estaban relacionados con las estrellas,
específicamente con las constelaciones.
Soñó que estaba
subida en una estrella fugaz que se movía muy rápido, tanto que el paisaje del
infinito se le emborronó. Anabeth seguía montada en la estrella cuando Jake,
cuyas facciones reflejaban la luz de las estrellas y en cuyos mechones castaños
quedaban atrapados cometas y soles, mientras aferraba la cintura de la chica.
Entonces la estrella cayó convirtiéndose en un lunar, y Jake desapareció dejando una
estela de polvo reluciente y reapareciendo Dake en su lugar. El segundo le
dedicó una pícara sonrisa y saltó hacia otro lunar, mientras Anabeth se ponía
en pie y lo seguía dejando la misma estela con la que Jake se había despedido.
Tras varios saltos de lunar en lunar, Dake desapareció
dejando a Katia en su lugar. Kat también saltó y así lo hicieron Mia y Adam y, por último, Krista. Cuando esta
desapareció, algo agarró a Anabeth por la
cintura y tiró de ella hacia el cielo. Cuando levantó la vista, se encontró con
un ser alado vestido de blanco, el mismo
color de sus alas, cuyo rostro era el de Jake.
El ángel la soltó y calló por un oscuro agujero hasta
despertar.
No me imagino esa sensación de que algo tan bello te deje caer... como si fuese a traición. #MeGusta
ResponderEliminarA veces pasa, y te sientes así, pero cuando creas que seguirás cayendo, alguien te cogerá y parará tu caída ;)
EliminarAveces no te lo esperas de esa persona pero, sea quien sea, es una persona realmente especial ^•^