viernes, 26 de junio de 2015

Capítulo 2 (constelaciones)

Anabeth despertó empapada de sudor. Estaba asustada y una voz de mujer retumbaba en sus oídos:
- Encuentra la estrella polar y escapa. Deja que te proteja.
Su despertador sonó en ese momento ayudándola a reaccionar, lo apagó y se desperezó.
Se vistió con sus habituales vaqueros cortos, esta vez oscuros y una camisa de tirantes azul claro. Se anudó una camisa de cuadros a la cintura por si refrescaba, los primeros días de marzo solían ser bastante cambiantes en lo que se refería a el tiempo atmosférico. Completó el look con un kimono indie y un bolso cruzado de cuero marrón claro también con flecos y algunas tachuelas. Su vestimenta había sido creada por Katia, quien era la experta en conjuntos de ropa coachella y siempre sabía lo que se llevaba en ese campo.
Cogió el móvil, tenía una llamada perdida de Mia y otra, cinco minutos después, de Katia.
"No se habrán decidido entre las rayas y los lunares" pensó Anabeth, hasta que reparó en la hora: las 12:00, la hora a la que habían quedado en la estación... Como ella vivía más lejos que las demás tardaría media hora caminando. No, esto no podía estar pasando. Se peinó rápidamente y corrió a la parada de autobús más cerca de su casa, pillando el bus por los pelos se sentó en la ventana y esperó q tener que bajarse.
Cuando llegó a su parada se bajó de un salto y abrazó a Mía y a Katia que la esperaban de brazos cruzados.
- Perdooooooon.
- ¡Llevamos aquí más de una hora!, hemos perdido el tren, pero hay otro que sale en cinco minutos - la recriminó Mía.
- Dale un respiro que se acaba de despertar, me apuesto lo que quieras a que no ha desayunado- sonrió Katia.
El tren llegó sin retrasos y  se montaron las tres en el quinto vagón que era su favorito.
- Llevas la ropa que te aconsejé- apuntó Katia.
- Creía que no te darías cuenta nunca- sonrió Anabeth.
- Me gusta la camiseta, ¿de dónde es?, no me suena de nada.- Preguntó Mia.
- Es de un mercado country al que fue mi madre... No sé exactamente dónde.- respondió Anabeth.
De repente se abrió la puerta y, por ella, entró un chico de estatura media con el pelo algo más largo de que los chicos solían llevarlo, castaño oscuro con los ojos verdes.
Mia y Anabeth se relajaron, muy al contrario que Katia, a la que el chico que había entrado, Adam, le gustaba con locura. En cuanto empezaron a conversar los cuatro del vagón cinco, siguieron hablando hasta el final del trayecto, donde se separaron.
 Cuando estuvieron todas fuera del tren y no pudieron ver al chico que se perdió en la distancia Mia miró a Katia y se dirigió a Anabeth:
- Es increíble, ahora me dirá que todo me queda bien y no sabrá decirme qué me queda mejor.
Las tres rieron y se adentraron en el gentío que empezaba a acumularse a su alrededor en la estación. Pensaban ir al centro comercial a decidir el regalo de cumpleaños atrasado de Anabeth, pero acabaron liadas intentando comprar un kimono como el de Anabeth para Katia.
La fiesta de Anabeth no quedaba muy lejos, habían reservado un local para dentro de dos semanas, pero no tenían ni la lista de invitados. Anabeth pensaba proponerle a Katia invitar a Adam y tal vez podrían empezar a salir de una vez por todas.
Sonrió para sus adentros, Katia llevaba mucho tiempo planeando que Adam la pediría salir en una fiesta y...
Anabeth estaba segura de que Adam sentía algo por Katia y que una relación entre los dos saldría a las mil maravillas.
Sonrió para sus adentros mientras salían de la tienda en la que habían conseguido una camiseta de cuadros de diferentes tonos de azul.
Tan sumida estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta de que ya habían llegado a otra tienda diferente y Katia le estaba preguntando si le gustaba más la camisa esmeralda o la otra turquesa con brocado naranja al final de las mangas.
- Hoy ya es la segunda vez - Mia parecía preocupada -¿Duermes bien?
¿Que si duerme bien? - respondió Katia por ella -¡Hoy se despertó a las 12!
-Lo siento, ando algo liada con todos estos exámenes- se inventó una excusa Anabeth, no era totalmente mentira, porque los exámenes ocupaban una parte realmente importante de su concentración - intentaré que no vuelva a pasar.
Patearon el centro comercial entero hablando de diversos temas y volvieron a la estación después de comer y pasar otras dos horas comprando.
Despidieron a Anabeth cuando se subió al bus y esperaron pacientes a que se cerraran las puertas y el autobús se perdiera en la lejanía.
- Le pasa algo -susurró Mia a Katia.
- Lo sé, está muy ausente, no sé qué tendrá en la cabeza pero debe de estar "comiéndole el coco"- Sonrió Katia, quien sospechaba que una de dos: lo que Anabeth se estaba guardando para si era algo relacionado con los lunares de su espalda o algo que tuviera que ver con Dake.

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